El sorpresivo giro en la investigación por el homicidio de César Ricardo “El Flaco” García, ocurrido en agosto de 2024 en la ciudad de Santa Fe, volvió a encender las alarmas en Colastiné Norte. Vecinos de la zona remarcaron con preocupación que no es la primera vez que delincuentes eligen este sector como “aguantadero”, lo que genera un fuerte malestar e inseguridad en la comunidad.
Según informa la Unidad Regional I de la Policía de la Policía de la Provincia de Santa Fe durante la tarde del miércoles 10, un joven de 21 años identificado como N. V. M. se presentó en la Comisaría 28° de Colastiné y confesó ser el autor del crimen. “Me vengo a entregar porque yo maté a El Flaco García”, fueron sus palabras ante los uniformados, lo que motivó la inmediata intervención de la Fiscalía de Homicidios del MPA y la detención del muchacho.
El asesinato de García había conmocionado al barrio San Agustín II el 24 de agosto de 2024, cuando la víctima de 40 años fue atacada en la puerta de su casa de calle Ceferino Namuncurá al 7200. Un balazo en el pecho acabó con su vida, poco después de que familiares y amigos le advirtieran sobre amenazas previas y le sugirieran abandonar el lugar.
“AGUANTADERO”
Más allá del esclarecimiento judicial, en Colastiné Norte el caso reavivó un debate que se repite con frecuencia: el uso del barrio como escondite de delincuentes que, tras cometer delitos en otros puntos de la ciudad, buscan refugio en la zona costera. “No es nuevo que Colastiné se tome como aguantadero. Se rumorea hace tiempo que muchos eligen este lugar para esconderse, y eso nos preocupa como vecinos”, expresaron con malestar varios frentistas.
La preocupación no es menor. Los habitantes reclaman mayor control, presencia policial constante y políticas de seguridad que eviten que Colastiné sea considerado un “territorio liberado” para la delincuencia. La sensación de que el barrio, con sus calles de difícil acceso y sectores despoblados, puede transformarse en un espacio propicio para esconderse, golpea de lleno en la tranquilidad cotidiana de las familias.
Mientras la Justicia avanza en el proceso judicial contra el joven detenido, en Colastiné la reflexión es clara: el hecho no solo expone la violencia que atraviesa a la ciudad, sino también la necesidad urgente de reforzar la seguridad y de evitar que barrios enteros queden marcados como zonas de refugio criminal.
