La preocupación social y judicial vuelve a golpear con fuerza a la región norte de la provincia. Esta vez, un exjefe policial de alto rango fue condenado por graves delitos vinculados al juego clandestino y al abuso de poder. El hecho resalta una vez más la inquietante relación entre sectores de las fuerzas de seguridad —que deberían velar por el cumplimiento de la ley— y prácticas delictivas que socavan la confianza ciudadana.
Se trata de Danilo Iván Barrientos, de 45 años, quien se desempeñó como comisario en la localidad de Fortín Olmos, departamento Vera. El exuniformado fue hallado culpable y recibió una condena de tres años y dos meses de prisión efectiva, además de la inhabilitación absoluta perpetua para ejercer cargos públicos. La sentencia fue dictada por el juez Martín Gauna Chapero en un juicio oral realizado en los tribunales de Reconquista. La acusación estuvo a cargo del fiscal Nicolás Maglier, quien remarcó que la pena aplicada “es muy cercana a la de tres años y seis meses que habíamos solicitado en nuestros alegatos”.
LOS HECHOS
Según la investigación, Barrientos explotó y administró durante al menos un año (entre noviembre de 2018 y noviembre de 2019) un sistema ilegal de apuestas de dinero sin contar con autorización oficial. Para ello, no solo omitió cumplir con sus funciones de control, sino que además utilizó su cargo para favorecer el funcionamiento de la estructura clandestina, de la que obtenía beneficios económicos.
El fiscal Maglier detalló también que Barrientos recibió pagos indebidos de parte de un integrante de la comuna de Tartagal, quien le abonaba por supuestos servicios de seguridad que no estaban habilitados legalmente.
DELITOS
La condena recayó sobre los delitos de explotación, administración y organización de juego clandestino, además de cohecho pasivo y concusión.
¿EL NORTE SANTAFESINO ES ASÍ?
El caso Barrientos no es un hecho aislado. En los últimos años se vienen registrando múltiples investigaciones que involucran a integrantes de la fuerza policial en delitos de narcotráfico, corrupción, abusos de poder y, como en este caso, el negocio ilegal del juego clandestino.
En Ver y Reconquista la situación genera gran alarma social: la comunidad observa con desconfianza cómo figuras que deberían garantizar seguridad y orden terminan ocupando los titulares por vínculos con el delito.
