Una preocupante situación policial y social ocurrida en la ciudad de San José del Rincón vuelve a encender señales de alarma y obliga a una reflexión profunda como comunidad. Un menor – niño fue detenido por portación de arma en la Plaza Brigadier Estanislao López, lugar central de esta localidad costera. Un niño que empuña un arma no es solo un problema de seguridad: es una alerta social, una señal de que algo está fallando profundamente
El hecho se registró hace unos días, en horas de la tarde, en la plaza central de la ciudad, alrededor de las 19 hs., según lo informado por la Jefatura de Policía de la Provincia de Santa Fe, Unidad Regional I, detuvieron a un menor de 14 años, luego de exhibir un arma de fuego, un revólver calibre 22, que fue secuestrado por el personal policial.
Según lo informado, el niño fue puesto a resguardo y se dio inmediata intervención al Área de la Niñez, continuando las actuaciones correspondientes en sede policial, e interviene la Justicia de Menores.
¿NADIE DICE NADA?
Más allá del procedimiento, lo sucedido resulta profundamente alarmante. No se trata de un hecho aislado ni de una simple crónica policial. Es el reflejo de una realidad social que golpea con fuerza a distintos sectores de la ciudad costera, muchos de ellos en verdadero estado de abandono social, y que se agrava en el marco de la grave crisis económica y social que atraviesa el país.
Este menor no debe ser visto ni señalado como un delincuente. Muy por el contrario, es un emergente social, una expresión dolorosa de problemas estructurales que se vienen profundizando desde hace años: desigualdad, pobreza, exclusión, falta de oportunidades, descomposición familiar y desconfianza en las instituciones. Todo ello va creando un caldo de cultivo donde la violencia se vuelve cotidiana y cada vez más temprana.
PARA PENSAR
A los factores estructurales se suman otros detonantes que potencian la violencia: la circulación de armas, el consumo de alcohol y drogas, la influencia de ciertos contenidos de los medios de comunicación y las redes sociales, y situaciones de hacinamiento y precariedad extrema. Todo converge en escenarios donde los más chicos quedan expuestos, desprotegidos y sin contención.
Lo ocurrido en San José del Rincón debe interpelarnos a todos. No alcanza con el accionar policial ni con una intervención puntual del sistema de niñez. Se necesita una respuesta integral, con políticas públicas sostenidas, presencia del Estado, compromiso de las instituciones y una sociedad dispuesta a mirar de frente una realidad que duele.
ESTADÍSTICAS
Las estadísticas son contundentes y preocupantes. En los últimos diez años, según datos del Instituto Universitario de Seguridad Pública, el 35% de las personas fallecidas por disparos de arma de fuego tenía menos de 24 años, y muchas de las víctimas ni siquiera habían alcanzado los 15 años de edad. La presencia de armas en manos de niños y adolescentes no es una casualidad: es una consecuencia directa de una sociedad que llega tarde.
