El pasado lunes 22 de abril, en la Plaza San Martín de San Javier, se realizó un emotivo acto en conmemoración del 121º aniversario de la “Última Rebelión” del pueblo Mocoví, ocurrido un 21 de abril de 1904, un hecho histórico que marcó profundamente la identidad de esta ciudad santafesina. El acto fue un espacio de memoria y reflexión, en el que se reafirmó el compromiso institucional y comunitario con el respeto y los derechos de los pueblos originarios.
La ceremonia, organizada por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de San Javier, consistió en una ofrenda floral al pie del Poste de la Paz, un símbolo de reconciliación y memoria colectiva. Participaron representantes de la Comunidad Mocoví Layik Ra’apiguin, liderada por Ángela Lanche, la intendenta Ana Maribel González, el coordinador de cultura Fernando Vázquez, miembros de AMSAFE San Javier y el grupo de guías Tinac.
MEMORIA HISTÓRICA
La rebelión ocurrió el 21 de abril de 1904, cuando un grupo de mocovíes, guiados por líderes espirituales y jefes comunitarios, se alzó en busca de recuperar el pueblo que alguna vez les perteneció. La situación de injusticia que vivían —con pérdida de tierras, exclusión social y espiritual, y el avance de colonos europeos— empujó a los mocovíes a tomar esta drástica decisión.
La comunidad se encontraba dividida: algunos caciques colaboraban con las autoridades, mientras que otros, como Juan y Andrés López, canalizaban el descontento de quienes se sentían traicionados. Guiados también por líderes religiosos que anunciaban un cambio inminente, los mocovíes decidieron actuar.
El levantamiento tuvo lugar durante la tradicional fiesta patronal del pueblo. A caballo, armados con lanzas y boleadoras, intentaron tomar la jefatura política y la policía. Pero fueron duramente reprimidos. La derrota fue inmediata, con numerosas víctimas y detenciones.
Después de la rebelión, la comunidad mocoví quedó marcada por el dolor, la marginación y la pobreza. Sin embargo, su lucha quedó grabada en la historia como un símbolo de resistencia y dignidad.
Hoy, 121 años después, San Javier honra esa memoria. Porque recordar no es solo un acto del pasado, sino un compromiso con la justicia, la inclusión y el respeto a la identidad de los pueblos originarios.
