Vecinos de la Costa
Sociedad

¿ Amor Hacia los Hijos o Deseo de Ganar Una Batalla? Derecho de Familia

Mis queridos lectores. Hoy, especialmente hoy, impulsada por lo que a diario vivencio en el ejercicio de mi profesión y la especialidad en la que me perfeccioné, y también, como no, en lo que advertimos quienes nos nutrimos de la información en portales digitales y diversos medios de comunicación, quiero exponer e ilustrar, una constante, y lamentable realidad en aumento, como es, la BATALLA que se libra en los tribunales, tanto en los Juzgados Unipersonales de Familia, como en los de competencia penal, cuando de resolver situaciones que hacen a la vida diaria de progenitores que no son pareja, ya sea porque se han divorciado, han dejado de convivir si es que lo hacían en la forma de las, podemos decir no tan nobeles UNIONES CONVIVENCIALES, o simplemente porque jamás han convivido.

Llevo como bandera, siendo mujer de derecho y Abogada dedica a las cuestiones de Derecho de Familia y Niñez, la sólida convicción que las emociones, INEVITABLEMENTE, se proyectan, se deslizan en los temas de familia, SIEMPRE. Exista o no un conflicto, se judicialice éste último o se desenvuelve en el espacio extrajudicial como puede ser a través de los métodos alternativos de resolución de conflictos, entre ellos: LA MEDIACIÓN. instituto del que hablaremos y desarrollaremos en otros encuentros si se quiere, literarios.

Como lo dejo en claro a mis clientes y a mis queridos alumnos de la por mi amada Facultad de Derecho de la UNL: debemos pensar el Derecho de Familia con el corazón, ya que la razón, presente en los escritos, en los decisorios de un juez, no es plenamente libre de nuestro sentir, ni como letrados o asesores de aquellas personas que nos confían sus más vitales dilemas, ni como partes, o Jueces.

Nuestra visión, nuestros valores y formación académica, las dejamos impresas en esas líneas que elevamos al Excmo., Tribunal Juzgador, en las palabras que vertimos en los alegatos etc.

Cuando se apersona un cliente con cualquier cuestión subsumida en el Derecho de Familia, no lo hace feliz, o libre de angustia, no, porque se trata de una madre que hace años no cuenta con la cuota alimentaria que le es debida para sus hijos, una esposa o esposo que a los días de contraer nupcias se ha visto traicionado en su confianza, un hijo a que su progenitor no ha reconocido, un niño con discapacidad que no es contenido como lo dictan las normas internacionales y nacionales en la materia, o una persona mayor que está siendo literalmente “saqueada” por sus propios hijos que actúan como si lo más valioso que tenemos los seres humanos, además de los hijos, nuestros padres, ya estuvieran gozando del descanso eterno. Esos no son hijos, son estafadores del alma.

En esas realidades que se me plantean como curial de familia, advierto la penosa, cruel y hasta cruenta realidad de una batalla entre los padres por el tan bastardeado “interés superior de sus hijos”. ¿

¿Por qué digo esto? Porque se libran guerras a través de llamadas, escritos, presentaciones, denuncias, a través de los profesionales del derecho invocando su único fin: el de asegurar la felicidad y bienestar de sus niños sin darse cuenta que muchísimas veces, son ellos los peores verdugos.

Aclaro que NO ES MATEMÁTICO. NO ES CONSTANTE NI, GRACIAS A DIOS,  SISTEMÁTICO ver esto que describo, porque en una gran cantidad de casos, colaboramos los letrados, los jueces y los mismos justiciables en pos de preservar a esos niños.

En el año 2001, la UNICEF, ya hablaba de evitar un divorcio o separación tóxico o traumático, concientizando que muchas veces somos los mismos abogados de parte los que no contribuimos a ello.

En lo personal, sostengo que bravura, pasión y lucha por lo que se litiga, no es sinónimo de faltas de respeto, no señores y señoras, en un proceso, la contienda debe tener bases ACADÉMICAS SÓLIDAS SERIAS, y no ensuciarse con detalles o manifestaciones que rayan lo grotesco e improcedente.

Lo que no se resuelve desde el espacio terapéutico, no lo vamos a resolver ni los abogados, ni un juzgador, y eso precisamente es de lo que hablo. Veo cómo ese dolor, esa frustración, ese miedo y deseo de hacer justicia por mano propia, muchos papás los quieren llevar al juicio de familia, como armas letales para sacar de juego al otro. NO VOY A JUICIO PARA DESTRUIR AL PAPÁ O A LA MAMÁ DE MIS HIJOS, INICIO EL PROCESO PARA QUE UN TERCERO IMPARCIAL, IMPARTIAL E INDEPENDIENTE, ubique EL MEJOR INTERÉS DE LOS PEQUEÑOS POR ENCIMA DEL DE LOS PADRES.  Recuerden lo que acabo de decir para toda la vida.

Porque niños sanos, adultos sanos, porque no se trata de partir a los hijos, como lo señalan en su obra las Dras. Montalto, se trata del ejercicio responsable y amoroso de la parentalidad por progenitores que ya no son pareja pero que, sin lugar a dudas, serán en ésta y en la otra vida PADRES.

Por ello, pensemos siempre en los niños primero, recurramos a la firmeza de la ley si, pero recordando que la prioridad no es el deseo de venganza sino el amor infinito a quienes sin dudas, son los jueces más duros: nuestros descendientes.

 

                                  Autora: Dra. María del Valle Basail Buschiazzo,

Derecho de Familia

Contacto: por redes, IG  @Valle Basail Buschiazzo

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