En la tarde del jueves 24 de julio, un nuevo episodio de violencia juvenil volvió a alterar la tranquilidad en las inmediaciones de una institución educativa de San Javier. Personal del Comando Radioeléctrico y de Comisaría Primera debió intervenir en la intersección de calles Alvear y Moreno, donde se apostaron preventivamente durante la salida de los alumnos, debido a antecedentes recientes de enfrentamientos entre grupos antagónicos en esa zona.
Durante el operativo, los agentes identificaron a un grupo de adolescentes que no pertenecen al establecimiento. Uno de ellos, de 17 años, adoptó una actitud agresiva, resistiéndose al procedimiento policial, forcejeando con los uniformados y provocando además la rotura de los vidrios de una propiedad lindera.
Tras ser reducido, se le realizó una requisa en la que se le incautó una cadena de motocicleta oxidada, acondicionada como arma, con cinta de papel en los extremos a modo de empuñadura. El menor fue trasladado a la dependencia policial, donde continuó mostrando resistencia e incluso agredió físicamente a uno de los agentes.
Por disposición del Fiscal de Menores, se resolvió que el joven sea restituido a sus progenitores, quedando el hecho en manos del Sistema Penal Juvenil de la ciudad de Santa Fe.
VIOLENCIA JUVENIL Y RESPONSABILIDAD MUNICIPAL
Este tipo de situaciones no son aisladas. En diversos puntos de San Javier se vienen repitiendo hechos similares, protagonizados por grupos juveniles con antecedentes de conflictos entre sí, generando preocupación entre vecinos, padres y autoridades educativas.
Frente a este escenario que pone en riesgo la integridad de menores y terceros, se vuelve urgente pensar en estrategias de intervención comunitaria. La mediación municipal, en coordinación con organismos educativos, de seguridad y sociales, podría ser una herramienta clave para contener estas problemáticas antes de que escalen y se cobren consecuencias más graves.
Es necesario abordar con responsabilidad y compromiso este fenómeno que excede lo policial, y que reclama políticas públicas que prioricen la prevención, el acompañamiento a las familias y la construcción de espacios de diálogo para los jóvenes.