Este año la Bienal vuelve a la Belgrano y el contexto es diferente. También estará en el Foro Cultural, en los centros universitarios de la UNL y en los barrios santafesinos.
La relación que los santafesinos tenemos con el espacio público es otra. Las artes y la cultura mucho han tenido que ver con este “volverse público” de los edificios patrimoniales, de las plazas y paseos donde diariamente construimos comunidad. El establecimiento de lazos con instituciones y organismos de la región también ha posibilitado alianzas estratégicas que amplían la participación de los jóvenes. En este sentido, la igualdad de oportunidades, la libertad para crear y la democracia cultural, son las premisas de una propuesta de extensión que confirma los principios de la reforma universitaria de 1918 y las metas prioritarias de una universidad centenaria.
Un tema a destacar es la participación de la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo. La Bienal se lee, se escribe, se diseña, se baila y se celebra con nuestros hermanos de Brasil, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Chile. A los que se suman producciones de jóvenes artistas de México y Colombia que estudian en la UNL.
A diferencia de las ferias de arte donde las exposiciones son propuestas por las galerías que participan, las bienales se orientan a partir de un ideario institucional que reúne a organizadores, jurados, curadores, educadores y públicos diversos. Tal como señala la socióloga Sarah Thornton, no sólo son una muestra que se realiza cada dos años sino una gran exhibición que capta el pulso de un momento artístico determinado. De allí la importancia de convocar a jurados y curadores con formaciones diferentes y, por consiguiente, con diferentes puntos de vista.
13° Edición
“Florecer de entusiasmo, crear en libertad” es el lema elegido para este año. Inspirado en un poema del dirigente estudiantil reformista Pablo Vrillaud, alienta el riesgo estético y promueve la producción en los bordes de las disciplinas, en los cruces de caminos y a contrapelo de los estereotipos. La experimentación artística, la experiencia académica y la innovación tecnológica son los pilares de una práctica cultural compleja y transformadora.
La instancia de selección de las propuestas ya se realizó y hoy la atención está puesta en el diseño de espacios y momentos para que cada trabajo adquiera relieve en el marco de la programación general. La inauguración está prevista para el 5 de septiembre y el principal desafío es hacer del espacio de la Bienal un “territorio para la utopía” donde las producciones artísticas puedan constituirse en bienes públicos y sociales.
(El Litoral – Museo de la UNL)