Por: María José Rivas, Antropóloga
Un repaso de los tiempos que vivimos los argentinos en época de crisis y elecciones nacionales. La Antropóloga María José Rivas, reflexiona con los Vecinos de la Costa Santafesina:
“Hace más o menos diez años que la palabra crisis ha tomado un rol omnipresente en los diversos discursos: la crisis medioambiental, la crisis del hambre, la crisis política, la crisis inmobiliaria, la crisis en las familias y ni hablar de las ya comunes crisis económicas que el capitalismo y el marxismo nos tienen más que acostumbradas. De hecho el concepto crisis ha sido expropiado a las izquierdas y las derechas globales las utilizan para bajar cualquier tipo de medidas conservadoras. Por eso me estuve preguntando qué significa el hecho de ir a votar en una situación cercada por la imagen del apocalipsis. Es decir qué significan estas primeras votaciones que se nos aproximan, no solo como un hecho coyuntural, sino como un fenómeno arraigado en una historia más amplia, a pesar de que todo se nos quiera vender como novedoso.
Un primer acercamiento a esta cuestión puede tenerse en cualquier bar o en cualquier familia: habrá personas que nos dirán que votar es como ir a botar un papel al cesto, que todo es lo mismo y que son todos unos choros y las otras (aquellos que piensan a la política como herramienta de transformación social) nos recordarán los cambios que logró hacer Néstor y cómo los continuó Cristina, nos dirán que en estos cuatro años se derrumbaron derechos básicos y que en cuatro más nos terminarán de hundir. Luego la conversación se pondrá cada vez más antagónica y al final ambas oponentes terminarán llevando su argumento a zonas desorbitadas. La defensora del boto dirá que el gobierno ha manipulado todas las estadísticas del mundo y que no ha hecho ninguna transformación social en los años de su gobierno, todo fue una artimaña para tontos y de esa manera poder robarse todo el dinero que existe. La otra, por otro lado, comparará a Néstor Kirchner con el Che Guevara y a Cristina con Juana Azurduy, dirá cosas sobre la patria grande, el matrimonio igualitario, la ley de medios, la traición de Cobos y la 125, para finalizar con conectar igualdad, canal encuentro, la asignación universal por hijos y el plan progresar. Después de eso, ambas volverán a sus casas y con la misma sangre hirviendo en sus venas lo conversarán en familia y la lógica será más o menos la misma. Entonces pasarán los días y las semanas e iremos todos a votar o a botar, porque si hay algo que caracteriza los enfrentamientos es que nadie quiere perder y el que bota nunca falta a las urnas (o sí pero hablará del día de las elecciones como si ha sido presidente de mesa). Es en este punto que creo que está la clave para poder pensarnos a nosotras mismas como población argentina, litoraleña o santafecina: estamos atravesados por la hermosa manía de estar.
Recordemos, hagamos memoria: hemos tenido a un presidente electo que luego de declarar un estado de sitio se ha ido en un helicóptero, hemos tenido a todas las plazas de mayo del país ocupadas, hemos tenido saqueos en todas partes, hemos tenido inundaciones tremendas, hemos tenido tristezas desgarradoras y alegrías ambiguas; y sin embargo tenemos que ser partícipes para seguir viviendo, tenemos que estar para poder ser. La repartición del mundo y el neocolonialismo no nos dejan muchas alternativas a las habitantes de países estructuralmente dependiente.
Nunca voy a olvidarme aquel 29 o 30 de abril 2003 cuando de a poco y de repente toda la ciudad se convirtió en un pozo de agua, el río salado avanzó tanto que alcanzó el intocable barrio sur. Mi abuela vivía por ahí y mientras todos salían a sus puertas a poner bolsas con arena para apurar una pared preventiva, la madre de mi padre, que ya por aquel entonces salía muy poco de su casa, me acompañó al Parque del Sur para ver cómo se veía la ciudad. En ese entonces tenía 11 años, una ciudad inundada y un país prendido fuego. Nos sentamos ambas en unos escalones altos y solo recuerdo el silencio que acompañaban nuestras miradas contemplativas distantes en edad y cercanas en la miseria del presente que compartíamos. Qué pasó después de esos días trágicos: se levantó la carpa negra en la Plaza de Mayo de Santa Fe y la gente se organizó y dijo Reutemann inundador, a nivel nacional Menem se baja y gana Néstor y comienza la gran debatida época kirchnerista, la cual irrumpe en todos nosotros y nos otorga las banderas aplastadas en los 90´.
La crisis por otro lado sigue estando, el mundo se presenta como una bomba de tiempo permanentemente. Es efectivo estar apurados, no dejarnos pensar, no dejarnos recordar. La crisis adopta un estado presencial sin historia, adopta una lógica rupturista con el pasado reciente. Que hoy estemos debatiéndonos el boto o el voto, se muestra descontextualizado, nos quieren cansadas, nos quieren sin ganas, pero eso no se puede. Porque ya hace mucho que aprendimos a estar cansadas pero con ganas de pelearla. Hace mucho que no tenemos nada e igual vamos para adelante como si tuviéramos todo que perder. Que no nos asusten con la jugarreta del voto o boto en crisis. Aquí no hay crisis, aquí hay un país con tragedias, desdichas, alegrías e historia. Aquí iremos a botar o a votar porque a todas nos duele. No podemos ser ajenas aunque querramos.
Otra vez estamos presenciando el dedo en la yaga, estamos viviendo momentos duros (no más duros que antes ni menos duros que después) estamos viviendo nuestra soledad latinoamericana, nuestra identidad desconocida como pueblo, nuestro tiempo cíclico y nuestra aguerrida manía de estar presentes como sea. Nuestra lucha, aunque nos la presenten como una crisis política del momento, es la de siempre y seguirá estando, de eso no hay duda. Somos un pueblo que quiere transformar su estar como sea en un estar para ser”.
