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INFORME de la Coyuntura Económica del CEDE-BH

El presente informe del Centro de Estudios Para el Desarrollo Económico Benjamín Hopenhay, recopila distintos indicadores económicos públicos y privados dados a conocer desde el 16 de junio del año 2018 al 15 de julio de 2018. Entendemos que esta compilación resulta un valioso insumo para analizar la situación económica- social de la Argentina.

La bomba de las Lebacs

El gobierno de Mauricio Macri inauguró una etapa de acelerado incremento de endeudamiento (en pesos y dólares). La deuda externa contraída en el 2016 superó los picos de endeudamiento anual alcanzados desde 1976: fue casi el doble del endeudamiento estatal de 1982 (21,4 mil millones de dólares constantes de 2016) y del de 2003 (19,2 mil millones de dólares de 2016 como resultado del salvataje al sistema financiero y asistencia a las provincias en el marco de la crisis de la Convertibilidad). La deuda pública bruta que representaba alrededor del 40 por ciento del PIB a fines de 2015, saltó al 57 por ciento en 2017. La estimación para el cierre del 2018 es que esa relación será cercana al 80 por ciento. La historia demuestra que un modelo económico asentado exclusivamente en la toma de deuda es insustentable. La contracara del endeudamiento en dólares fue la generación de “la bomba de las Lebacs” que actualmente representan alrededor de 20.000 millones de dólares. El instrumento utilizado (Lebacs) no es malo en sí mismo, sino que el problema reside en que se generó una inmensa masa de pesos que amenaza la estabilidad cambiaria.

A grandes rasgos, el mecanismo funcionó de la siguiente manera: 1) el Tesoro se endeudaba en dólares, 2) las divisas eran canjeadas por pesos emitidos por el BCRA, 3) los pesos eran esterilizados (es decir, sacados de circulación) con las Lebacs a una tasa de interés muy alta. Ese mecanismo impulsó una bicicleta financiera mientras el dólar se mantuvo relativamente calmo. Algo fue cambiando desde comienzos de 2018. La dolarización de carteras reveló que los “inversores” comenzaron a dudar de la capacidad de repago de la deuda argentina. El jueves 3 de mayo, la revista Forbes sentenció “puede que sea momento de salir de la Argentina”, mientras el discurso oficial hablaba de meras “turbulencias”. A partir de entonces, la renovación de los vencimientos de las Lebacs pasó a ser una cuestión de vida o muerte porque había que evitar que esos pesos se convirtieran a dólares. Eso obligó a una fuerte suba de la tasa de interés. Ese mayor costo del dinero se traslada al resto de los instrumentos financieros (descuentos de cheque, préstamos al consumo, hipotecarios) perjudicando a la actividad productiva.

En la actualidad, el BCRA está pagando las tasas de interés nominales más altas del mundo.

En ese marco, Luis Caputo impulsa un canje voluntario de Lebacs (en pesos) por Letes/Botes (en dólares). La primera colocación de Letes fue muy floja en volumen (422 millones de dólares con vencimiento el 26 de julio de 2019) a pesar de que se otorgaron varios beneficios a los inversores (se mejoró el precio (y el tipo de cambio) al que se tomaban las Lebacs) y se pagó una tasa muy alta (5,5 por ciento). Ese rendimiento financiero es casi el doble de lo que pagaban las Letes en 2017. Por otro lado, el canje de Lebacs fue insignificante sobre el stock total (1 por ciento).

Aun cuando esa operatoria resultara “exitosa” implica salir de GUATEMALA para entrar en GUATEPEOR. En otras palabras, esa ingeniería financiera transforma deuda en pesos (del BCRA) en deuda en dólares (del Tesoro) incrementando la vulnerabilidad de la economía argentina ante posibles variaciones del tipo de cambio. En resumen, la “bomba de las Lebacs” es reemplazada por “la bomba de las Letes”. El stock actual de Letes ya asciende a alrededor de $516.000 millones.

El riesgo de que Argentina no pague su deuda, implícito en los Credit Default Swaps (CDS) a cinco años, se duplicó al pasar de 3,73 de fines del 2017 a 6,76 por ciento en la actualidad. El seguro contra riesgo de default argentino es más caro que el griego a pesar de que ese país tiene una relación deuda/PIB del 180 %.

Acuerdo con el FMI

El acuerdo con el FMI incluye un durísimo ajuste fiscal que asciende a 3,7 puntos del PBI a lo largo de los próximos tres años. Cada punto de PIB equivale aproximadamente a 5.200 millones de dólares. Ese es el dinero que dejará de inyectarse al mercado doméstico con consecuencias negativas sobre la actividad y empleo.

El informe técnico presentado al Directorio del FMI para la aprobación del acuerdo stand by para la Argentina por 50.000 millones de dólares incluye lo siguientes:

  • Mantener “la tasa promedio de impuestos a la exportación de productos de soja” en 25,5%. • Retrasar hasta 2020 las desgravaciones impositivas establecidas en la última reforma tributaria (reducción de cargas laborales, deducción del impuesto al cheque del impuesto a las Ganancias) • Reducir los subsidios “a la energía y el transporte”. • Reducción del gasto público del 15 por ciento en términos reales. • Despidos de “empleados no prioritarios” en 2018, congelar las contrataciones en el sector público en 2019 y 2020. • Limitar la suba nominal de los salarios del sector público al 8 por ciento entre junio de 2018 y junio de 2019. • Reducir 15 por ciento las transferencias a empresas del estado en 2019. • Reducir las transferencias a las provincias un 1,2% del PBI en 2019. • Reducir un 0,6% del PBI el gasto en capital. • Vender tierras, inmuebles públicos y activos en fondos de pensión (el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de ANSES).

La Inflación

La inflación de junio (3,7 %) fue la más alta registrada por el Indec desde mayo de 2016. En la primera mitad del año, los precios al consumidor (IPC) ya subieron un 16 por ciento. Ese valor en sólo seis meses superó la pauta anual del 15 por ciento que el BCRA había definido el 28 de diciembre. Ese día, la conducción económica reformuló la meta original prevista por el gobierno nacional (de 8 a 12 %). Por su parte, el Presupuesto aprobado por el Congreso Nacional había pronosticado una inflación del 15,7 % para todo 2018.

La gran diferencia entre el ritmo de aumento de precios minoristas y mayoristas permite predecir que la inflación continuará en niveles elevados durante los próximos meses. El índice de precios mayorista subió en junio un 6,5 por ciento respecto al mes anterior. Los precios al por mayor acumulan un alza del 44,1 por ciento en los últimos doce meses y un 30,3 por ciento en los primeros seis meses del año.

La aceleración inflacionaria pone en riesgo el cumplimiento del compromiso oficial plasmado en el acuerdo con el FMI. El documento interno del Fondo señala que “si la tasa de inflación (29 %) para los últimos doce meses rompe la banda interior, se desencadenará una consulta con el staff sobre la respuesta de política apropiada”. “Si la banda exterior (32 %) es superada, las autoridades deberán completar una consulta sobre su propuesta de respuesta de política antes de ser elegibles para nuevos desembolsos bajo el programa”, agrega ese documento.

 

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